La psiconeuroinmunoendocrinología es una rama de la medicina moderna que se ha convertido en estas últimas décadas, en la disciplina emergentes que está haciendo un significativo aporte a las ciencias de la salud y en el campo de las neurociencias. Ella explica con criterio científico, la estrecha relación existente entre el sistema psicológico y los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino constituyendo una unidad funcional llamada PNIE.
Gracias a esta unidad, el cerebro recibe, procesa y responde consciente o inconscientemente a los cambios del mundo externo e interno. La psique recibe, interpreta y procesa la información. El sistema neurológico pone en alerta al organismo para luchar o correr. El sistema endocrino suministra los recursos necesarios para la lucha o la fuga. Y el sistema inmune detecta y elimina a invasores externos o internos que intentan menoscabar la salud del individuo.
Varios descubrimientos realizados en las tres últimas décadas han evidenciado las interacciones fisiológicas entre los componentes del sistema PNIE, llevadas a cabo mediante un sistema de comunicación bioquímico común, donde participan neurotransmisores y hormonas.
Steptoe y col, han demostrado que la sensación de felicidad o bienestar disminuye la actividad neuroendocrina, inflamatoria y cardiovascular. Estos autores comprobaron que los estados afectivos positivos se asocian con valores más bajos de cortisol libre y con niveles menores de los marcadores de la inflamación, como proteína C reactiva e interleucina. Esos efectos, explicarían la influencia de los factores psicosociales sobre el riesgo a la enfermedad cardiovascular y a otras enfermedades crónicas, tal como se ha sugerido para la psoriasis y la artritis reumatoide.
Las emociones desagradables y estresantes alteran la función leucocitaria y disminuyen la respuesta de los glóbulos blancos a las células cancerosas o infecciones virales u otros patógenos. No obstante, el estrés no afecta por igual a todos los subgrupos de leucocitos, mientras que exacerba algunas enfermedades autoinmunes que involucran a un determinado subgrupo de células blancas.
Kemeny, encuentra que la amenaza al status social ocasiona cambios en el funcionamiento del sistema PNIE, que puede explicar los efectos adversos sobre la salud. En esta respuesta fisiológica relacionada con el mundo social, en la que actúan mecanismos psicológicos y biológicos, los procesos cognitivos juegan un papel importante. La hostilidad es un factor de riesgo para la evolución adversa de muchos procesos tan disímiles como enfermedades cardiovasculares y desorden de estrés postraumático.
Schulz y Gold, destacaron la importancia del estrés psicológico con la mayor frecuencia de infecciones, disminución de la respuesta a la vacunación y el retardo del proceso de cicatrización de las heridas.
Irwin, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de California, determinó la interrelación entre conducta e inmunidad atribuible a los mediadores inmunes, los mecanismos hipotálamo-hipófiso-adrenal y autonómicos que vinculan las respuestas del SNC con el sistema inmune, las manifestaciones inmunes de la depresión y el estrés y su riesgo en las enfermedades inflamatorias e infecciosas.
Basado en estas investigaciones, se podría vislumbrar que el organismo funciona como un todo. La unidad, PNIE actuaría al unísono de forma coordinada y acompasada, en el constante proceso adaptativo requerido para mantener la homeostasis o recuperar la salud. Es necesario evitar la fragmentación del humano en órganos y sistemas con funciones específicas autónomas, cuando en realidad, el organismo es un todo integrado bajo la rectoría del cerebro. La evidencia científica hoy en día demuestra que al modificar nuestros pensamientos estamos modificando nuestra biología (Kiecolt Glaser, McGuire & Robles, 2002; Cousins,1989).
EL EJE PNIE
El sistema psiconeuroinmunoendocrinológico (figura Nº1) es una unidad de protección y defensa que posee el organismo. Está conformada por cuatro sistemas: el psicológico, el neurológico, inmunológico y el endocrino; los cuatro forman un eje que mantiene una estrecha comunicación neuroquímica entre sí, lo que permite que funcionen coordinadamente y como un todo ante los acontecimientos que pongan en peligro la sobrevivencia del individuo
1. Sistema psicológico:
Los pensamientos, las emociones y la conducta (PEC), constituyen un eje funcional neuroquímico interconectado con el sistema nervioso. Es uno de los tantos mecanismos defensivos con que cuenta el ser humano para afrontar los acontecimientos vitales estresantes y sus posibles consecuencias en el ser humano. Este eje funcional constituye un engranaje muy complejo donde aquello que pensamos, sentimos y hacemos interactúa constantemente entre sí. Los cambios que se sucedan en alguno de ellos producirán alteraciones en los otros dos.
“Todo pensamiento genera una emoción y toda emoción genera una conducta” (Beck, 1973).
Si estás ante una situación que percibes como un peligro, la reacción emocional es miedo, la respuesta conductual es la preparación fisiológica del organismo para luchar o correr. Ante eventos estresantes, este eje funcional, utiliza estrategias de afrontamiento o mecanismos de defensa con el objetivo de modificar el entorno y el medio interno del sujeto a fin de neutralizar, reducir u oponerse a la experiencia estresante y disminuir así, el impacto emocional que esta genere y las consecuencias funcionales u orgánicas que podrían producirse en el sujeto si los mecanismos defensivos no lograran su éxito.
Entre las estrategias cognitivas de afrontamiento que puede utilizar la persona ante una vivencia traumática están: la evitación de los pensamientos amenazantes, la negación de los hechos y la distracción; como mecanismos para reducir la tensión emocional y el procesamiento de información perturbadora.
Otras conductas defensivas ante la situación de amenaza estaría: el desplazamiento de la agresión y la auto estimulación como: fumar, beber, comer, trabajar, sexo y ejercicios. Según (Weiss, 1972), estas conductas adaptativas modifican con éxito el entorno y constituyen la estrategia adaptativa más segura y eficaz.
Si una persona es despedida de la empresa, sus pensamientos pueden girar en torno de esta situación estresante, calificándolo como un acontecimiento terrible, una tragedia para su familia. Estos pensamientos de pérdida generan una reacción emocional de tristeza. Su conducta podría ser el aislamiento, encerrarse en su habitación, no hablar con nadie, o bien, tornarse agresivo, dedicarse a fumar, comer; como conductas alternativas que podrían aliviar la carga emocional.
Otro conjunto de estrategias de afrontamiento sería cambiar la forma de pensar con la finalidad de neutralizar la experiencia estresante o amenazante, modificando los pensamientos irracionales catastróficos, por otros más adaptativos. El sujeto despedido, analiza su situación de desempleo como un momento difícil que está viviendo, a pesar de sentir rabia por lo que considera fue un acto de injusticia su despido, minimiza su comportamiento agresivo y busca planificar estrategias para buscar nuevo empleo.
La terapia cognitiva (Ellis, 1973) y (Beck y col, 1973) busca modificar la conducta y hacerla más racional con la finalidad de afrontar el problema con menor trauma posible y buscar soluciones que permitan alcanzar los objetivo deseado.
2. Sistema neurológico.
El sistema nervioso comprende dos ramas: el sistema nervioso de la vida de relación o voluntario, que nos permite a voluntad relacionarnos con el medio ambiente y cumplir ciertas funciones a nuestra discreción. Y el sistema nervioso autónomo o involuntario que controla y regula el funcionamiento de los órganos internos. El sistema neurológico se mantiene en alerta permanente ante los cambios que puedan surgir en el medio externo o interno del organismo y constituye un mecanismo de protección y defensa a todo aquello que signifique una amenaza a la integridad del individuo.
Ante una situación que se percibe cognitivamente como una amenaza a la integridad biopsicosocial del individuo, tales como: guerras, terremotos, inundaciones, secuestros, accidentes, atraco, violación, prisión, actos quirúrgicos, muerte de un ser querido, divorcio, abandono, maltrato físico, despido laboral y jubilación; las cuales constituyen acontecimientos estresantes que suelen presentarse inesperadamente y que pueden dejar huellas, muchas veces, imborrables en la psique del ser humano, o bien, pueden ocasionar alteraciones funcionales u orgánicas a veces irreversibles. Ante tales situaciones estresantes, la primera reacción del sistema nervioso es colocar al organismo en actitud de lucha o fuga, originándose cambios fisiológicos que preparan al individuo para afrontar la amenaza, produciéndose lo que Hans Selye, (1936) denominó el “Síndrome General de Adaptación”.
3. Sistema inmunológico.
Otra de las herramientas con que cuenta el sistema de protección y defensa (PNIE), es el sistema inmunitario, el cual se activa cuando alguna sustancia o agente extraño incursiona en el cuerpo, o bien, ante cualquier alteración que se suceda en el medio interno, bien sea de las propias células o de la flora que hace vida en el interior del cuerpo. Ante esta irregularidad, el sistema inmunitario se coloca en posición de combate para neutralizar o destruir el agente que trate de poner en peligro la salud del sujeto. Los glóbulos blancos (leucocitos), entre ellos, los linfocitos B, T y fagocitos, son los principales componentes de este sistema, los cuales sintetizan mensajeros químicos llamados citoquinas cuya misión es combatir y destruir cualquier sustancia extraña que ingrese al cuerpo y constituya una amenaza para la salud del individuo.
El sistema inmunitario se encuentra en conexión directa con el sistema nervioso central (cerebro) a través de la presencia de receptores en los linfocitos, los cuales tiene la capacidad de percatarse de agentes extraños en el organismo y comunicarlo al cerebro, quien emite la orden inmediata de neutralizar y destruir a través de la fabricación de anticuerpos específicos para el agente en cuestión.
4. Sistema endocrino.
Este sistema lo constituye un eje formado por el hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales que interviene automáticamente cuando se suceden eventos estresantes que pongan en peligro la vida del individuo. El hipotálamo y la hipófisis se ubican en el sistema límbico, las glándulas suprarrenales sobre los riñones. Estos tres componentes se comunican entre sí con la finalidad de liberar cortisol ante la situación de emergencia que vive el organismo y la necesidad que tiene de recibir mayores recursos energéticos para afrontar la situación de peligro.
Las suprarrenales responden a los mandatos del hipotálamo e hipófisis para segregar la cantidad de hormona cortisol necesaria para el afrontamiento de la emergencia por el mayor tiempo posible. El cortisol es una hormona esteroidea que incrementa los niveles de azúcar en la sangre, movilizando los depósitos naturales con que cuenta el organismo, igualmente moviliza las grasas y proteínas como fuente alterna de energía cuando el organismo así lo requiera. El incremento del cortisol en la sangre y el tiempo de duración en ella, puede repercutir negativamente en la salud del individuo. Los elevados niveles de esta hormona por tiempo prolongado ocasiona: depresión psíquica, mal humor, irritabilidad. Alteración del metabolismo con incremento del azúcar, colesterol y triglicéridos en sangre. Aumento de peso corporal, descalcificación ósea (osteoporosis) y lo más grave, depresión del sistema inmunitario con la consiguiente aparición de infecciones bacterianas, fúngicas, virales y la proliferación de células malignas.
ENLACES DE REFERENCIAS
Introducción al PNIE
La psicología y el sistema inmune
Psiconeuroinmunoendocrinología
Estrés y psiconeuroinmunoendocrinología
psiconeuroinmunoendocrinología y el estrés
Psiconeuroinmunoendocrinología. Inteligencia emociona
a psiconeuroinmunoendocrinologia (pnie) aplicada a la salud
Psiconeuroinmunoendocrinología en enfermedades autoinmunes (LES)
Psiconeuroendocrinología del estrés y la depresión
La Psiconeuroinmunoendocrinología | PDF | Citocina
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