VERRUGA GENITAL


Gertrudis, es una joven profesional de la medicina, casada y con dos hijos. A la edad de 35 años y después de siete años de vida conyugal, por causas ajenas a su voluntad decide divorciarse. El trauma de la separación lleva a Gertrudis a refugiarse en sus libros, en su trabajo y al cuidado de sus niños. No había tiempo para otras cosas, escasamente asistía algunas fiestas que realizaba la empresa donde laboraba, siempre acompañada de amigas que trabajaban con ella, evitando en todo momento la presencia de hombres a su lado. Juró que jamás volvería a enamorarse, por cuanto tenía miedo a una nueva infidelidad. 

Así transcurrió la vida de Gertrudis, cerrada a toda relación con el sexo masculino. Durante cinco años permaneció en está actitud. Un buen día llega a la empresa un ingeniero agrónomo que asume el cargo de gerente del departamento de alimentos. Miguel, que así se llamaba el ingeniero, a los dos meses de iniciar sus labores en la compañía, sufre un fuerte proceso gripal que le impedía trabajar, motivo por el cual asiste al médico de la empresa, que para ese entonces era Gertrudis. 

La doctora Gertrudis, después de evaluarlo le indicó tratamiento y reposo absoluto por siete días. Cumplido el tratamiento y mejorado el paciente, lo reincorporó a sus labores ordinarias. El día en que Miguel se reincorpora al trabajo, lleva consigo un hermoso ramo de rosas rojas que hace entrega a la doctora, la cual amablemente lo había tratado y curado de su enfermedad. Gertrudis agradeció aquel gesto sin darle mayor importancia. Miguel se sintió un poco molesto por la frialdad con la cual Gertrudis había recibido aquel presente. Sin embargo, no se dio por vencido, le gustaba la doctora y quería enamorarla. 

Todas las tardes, al terminar sus labores, el ingeniero visitaba el consultorio y saludaba a Gertrudis, aprovechando la ocasión para decirle unos cuantos piropos e insinuarle sus sentimientos hacia ella. Sin embargo. Gertrudis comenzó a sentirse molesta por las constantes visitas de Miguel. La presencia del ingeniero le causaba angustia. 
 Tal era su pánico, que habló con el presidente de la empresa con la finalidad de solicitar un permiso para salir media hora más temprano, bajo el pretexto de que estaba realizando un curso. Todo era para evadir a Miguel, con el cual no quería toparse en horas de la tarde.

Gertrudis era muy responsable con su trabajo médico, jamás faltaba a sus labores. Un día llamó por teléfono a su jefe inmediato superior y le dijo que se sentía muy mal: tenía taquicardia, dificultad para respirar, cansancio fácil, sudoración, tensión baja y frialdad en el cuerpo e insomnio. Solicitó permiso para asistir a la consulta de un especialista en cardiología. Una vez en la consulta, le comunicó al especialista sus síntomas. El especialista en cuestión quien realizó todos los exámenes necesarios en estos casos. El cardiólogo no encontró alteraciones orgánicas en su corazón, tan solo notó un aumentó en la frecuencia de los latidos cardíaco, manifestándose que dicho trastorno era de origen emocional. Le indicó tratamiento a base de tranquilizantes. 

Dos semanas después Gertrudis volvió al especialista por que se sentía igual o peor que la primera vez. Se sentía intranquila, Tenía taquicardia y dificultad para respirar. Había aumentado de peso, se sentía malhumorada, todo le molestaba, le contestaba mal a sus hijos y a sus padres con quien vivía. No se soportaba ni ella misma. Le provocaba salir corriendo. Pensó en irse a otra ciudad a trabajar. No entendía lo que le estaba sucediendo. El cardiólogo le recomendó visitar a un psiquiatra, por cuanto la notaba muy ansiosa.
Gertrudis siguió las recomendaciones de su médico y asistió a consulta psiquiátrica. Fue vista por el psiquiatra quien le diagnosticó “crisis de ansiedad”, por tal motivo le indicaron ansiolíticos y reposo. 

Mientras estuvo en reposo en casa, Gertrudis mejoró de su malestar. Recibió llamadas de sus amigos y de sus superiores. Una hora después de recibir una llamada telefónica de Miguel, notó que la taquicardia se presentó y tenía dificultad para respirar. 
Dos días más tarde, Gertrudis comenzó a presentar flujo vaginal mal olientes, ardor y dolor a nivel del área genital. Pensando que era una infección por hongos o bacterias sé auto medicó con antimicóticos y antibióticos vaginales y orales, sin éxito alguno. Luego, aparecieron pequeñas verrugas en la entrada vaginal y en los labios de la vulva. Muy angustiada ante la presencia de aquellas verrugas genitales, asistió a consulta ginecológica. El examen de citología y biopsia del área afectada reportó Virus del Papiloma Humano (VPH). 

Gertrudis, ¡Exclamó! ¿Cómo puede ser eso posible, si yo tengo cinco años que no he tenido relaciones sexuales y constantemente mantengo higiene en mis genitales? En vista de su estado de angustia, el ginecólogo le dijo

 
Comentarios
El VPH es una enfermedad ocasionada por el Virus del Papiloma Humano, el cual ataca los órganos genitales: vulva, ano, vagina y cuello uterino. Es considerada hoy en día como una enfermedad de transmisión sexual, sin embargo, existen otros medios de contaminación.

El VPH se manifiesta por flujo vaginal, ardor o picor y presencia de pequeñas verrugas a nivel de los órganos mencionados. Se le ha inculpado de ser causante de cáncer de cuello uterino, pero se ha encontrado muchas mujeres con cáncer de cuello uterino sin presencia de VPH y muchas mujeres contaminadas con el virus de VPH sin presencia de cáncer. Igualmente, Hay muchos casos clínicos de VPH donde no ha existido relación sexual previa. En mi experiencia como ginecólogo, he encontrado una estrecha relación entre VPH y conflictos de la mujer en el área sexual>>. 

La doctora Gertrudis aceptó la explicación del ginecólogo, calmó su angustia y siguiendo el tratamiento específico en estos casos, en una semana desaparecieron las verrugas genitales.

Gertrudis, desde un principio se sintió atraída por Miguel, pero su miedo a sufrir una nueva decepción en su vida y sufrir una nueva separación, le ocasionó una somatización en el área genital


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