QUÉ PICAZÓN


 

Elizabeth, una mujer de 33 años de edad, asistió a consulta ginecológica por presentar un intenso prurito genital, el cual se asociaba con ardor e hinchazón de la vulva. Al realizar examen ginecológico, el médico observó signos de inflamación y enrojecimiento de la zona afectada.

La paciente en su relato, informó que su enfermedad comenzó hace dos años después del nacimiento de su tercer hijo. Ella notaba que la picazón genital se iniciaba en horas nocturnas cuando entraba a su habitación e incrementaba a medida que transcurría la noche. Dicha picazón se acompañaba de una sensación de quemadura e inflamación de sus órganos genitales. Como cosa extraña, estos síntomas se aliviaron en horas de la mañana sin ningún tratamiento previo.

La fémina visitó varios ginecólogos, realizó infinidades de exámenes, tomó cualquier cantidad de medicamentos para combatir infecciones bacterianas, virales y hongos; sin encontrar alivio a su malestar. Fue vista por diferentes especialistas. Se investigó diabetes, enfermedades hepáticas, dermatológicas y alérgicas; sin encontrar causa alguna a su picazón. Realizó dietas, desinfectaba diariamente el baño de su habitación, cambió el tipo de sábanas y cobijas, por último, cambió de habitación para ver si así encontraba mejoría, sin embargo la comezón continuaba.

Elizabeth, comentó que cuando su marido se ausentaba del hogar por motivo de trabajo, los síntomas no aparecían, pero cuando regresaba a casa, la picazón se iniciaba nuevamente. Al principio, ella pensó que su esposo tenía relaciones extra-maritales. Este pensamiento le ocasionó muchos conflictos conyugales, pero luego descartó tal posibilidad al darse cuenta que la comezón se iniciaba en horas nocturnas y ante la sola presencia de su esposo, sin que haya habido contacto sexual.

En vista de la persistencia del picor genital y agotados todos los recursos terapéuticos sin encontrar resultados satisfactorio; el médico tratante, procedió a realizar una visualización regresiva. Durante el acto de visualización se puso al descubierto que la paciente había presentado una retención placentaria en su último parto. Esta retención de la placenta dentro del útero le ocasionó una hemorragia severa que requirió varias transfusiones sanguíneas.


A los dos meses de tal complicación tuvo contacto sexual con su esposo y la regla no se presentó para el momento en que ella la esperaba. Se sintió angustiada y presentó una crisis de pánico al pensar que nuevamente estaba embarazada. Se realizó la prueba de embarazo con resultado negativo. A los días presentó la regla, sin embargo, desde ese momento comenzó a sentir miedo cuando llegaba la noche. Al llegar a su habitación y ver a su esposo acostado en la cama desencadenaba la picazón genital. El miedo a un nuevo embarazo provocó en Elizabeth miedo a la relación sexual cuya manifestación somática era el prurito genital.


CONCLUSIÓN

El área genital en la mujer es una zona muy sensible por su gran cantidad de finas terminaciones nerviosas y de células llamadas mastocitos que contienen en su interior un neuroquímico llamado histamina. Cualquier agente externo o interno que estimule la zona genital libera histamina ocasionando intensa picazón, enrojecimiento e hinchazón de la zona afectada.

Investigaciones en psiconeuroinmunoendocrinología se ha puesto al descubierto, que las emociones desagradables tales como: miedo, rabia o depresión; son factores que estimulan la liberación de histamina en cualquier región del cuerpo humano, provocando prurito intenso u otras manifestaciones clínicas según el área afectada.

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