Marta, una joven de 25 años de edad, profesional, casada, con 2 hijos, una vida conyugal feliz. Alberto, su esposo, igualmente joven, trabajador, empleado en una empresa privada de transporte de valores y correspondencias. Desde el inicio de su boda fijaron el domicilio conyugal en la ciudad natal de Marta y muy cerca del domicilio materno.
La empresa donde laboraba Alberto, necesitó de una persona de confianza que asumiera la gerencia de una sucursal de dicha empresa en otra ciudad lejana. Alberto fue designado para el cargo y decide aceptarlo. La pareja hablan sobre el nuevo empleo y la mudanza. Marta, resignada al cambio decide marcharse del lado de su madre, para iniciar una nueva vida en una ciudad lejana, alejada del núcleo familiar materno al cual siempre estuvo acostumbrada a visitar mientras vivía en su ciudad natal
Al principio, Marta viajaba acompañada de su esposo todos los fines de semanas para ver a su madre. En vista de lo fatigoso y costoso del viaje semanal, Alberto, decidió realizarlo una vez cada dos semanas, posteriormente, una vez al mes y luego cada tres meses, por último una vez por año.
Para Marta estar alejada de su madre era un sacrificio, no soportaba su ausencia y los deseos de regresar a su lado se hicieron cada vez más intensos y así lo hizo saber a su marido. Para Alberto era imposible volver, por cuanto estaba en juego su puesto de trabajo.
Aquella situación tensó las relaciones maritales. Marta insistía en retornar a su antigua casa y Alberto deseaba mantener su puesto de trabajo.
Buscaron ayuda profesional para encontrar una solución al problema planteado, evitaban en todo lo posible una confrontación mayor que los llevará a una ruptura de la unión conyugal. Alberto amaba a su esposa, pero el amor de Martha no estaba allí.
Pasó el tiempo sin que Alberto accediera al retorno, Marta comenzó a presentar síntomas de malestar estomacal frecuente, dolor en la columna vertebral y en diferentes huesos del cuerpo. Las visitas al médico se hicieron cada vez más frecuentes y la farmacia del hogar fue incrementándose cada vez más sin lograr calmar sus dolencias. Varias veces, Alberto tuvo que salir de emergencia a un hospital y otras veces tenía que pedir permiso laboral para llevar a su mujer a la ciudad materna para que madre calmara sus quejas
El gerente general de la empresa, se entrevistó con Alberto, informando la incomodidad de la junta directiva ante los frecuentes permisos y ausencias a las actividades laborales. Igualmente le notificó que tomara la citación como una amonestación verbal. Alberto, malhumorado, regresó a casa e hizo saber a su esposa la decisión de la empresa. Marta guardó silencio y aceptó quedarse al lado de su esposo, sin embargo, su mayor deseo era volver algún día cerca de su madre.
Tres meses pasaron, sin que Marta le encontrara una solución satisfactoria a la situación que estaba viviendo. Una madrugada, Marta despertó a su marido porque sentía mucho dolor en su hombro derecho, el cual se irradiaba hacia el brazo y la mano derecha. Tomó analgésicos y alivió ligeramente su malestar. En la mañana cuando fue a preparar el café notó que no tenía fuerza en su mano derecha, no podía agarrar las tazas, vasos o cualquier utensilio de cocina. Su mano se hinchaba, sentía hormigueo y adormecimiento de los dedos y mucho dolor en la muñeca. En vista de los síntomas asistió de emergencia a la clínica. El médico especialista que la consultó, le diagnosticó Síndrome del túnel carpiano.
El carpo es el conjunto de huesos que forman la muñeca. El síndrome del carpo o del túnel carpiano, constituye una patología que se manifiesta por una sensación de anestesia leve, pero molesta, de la mano, caracterizada por embotamiento, hormigueo y a veces pérdida de la sensibilidad. La molestia más persistente es una hinchazón dolorosa de la mano, en especial de presentación nocturna. Puede haber asociado dolor del codo y hasta el hombro. Afecta tanto a hombre como a mujeres, quienes pronto advierten una extraña torpeza en el manejo de los utensilios caseros. Los síntomas pueden durar días, semanas o meses. Las molestias pueden ser leves, moderadas o severas. Y pueden originarse desde trastornos funcionales tales como: pérdida de la fuerza para agarrar objetos hasta lesiones tan intensas cuya solución es la cirugía. Esta patología es consecuencia de la compresión del nervio mediano a nivel del canal carpiano.
Muchas son las teorías que tratan de explicar las causas de este trastorno, tales como infecciones, traumatismos, inflamación del nervio mediano, sin embargo, estudios recientes han encontrado un componente emocional asociado en la mayoría de los casos. La ira reprimida y la impotencia ante la frustración de no poder alcanzar los objetivos deseados ocasionan una fuerte tensión que origina manifestaciones somáticas La persona se siente impotente ante una situación. Siente frustrados sus deseos o necesidades. Generalmente, la persona se encuentra atrapada en un conflicto que le impide tomar una decisión entre lo que quiere y debe hacer, generando así, un intenso estrés emocional cuya respuesta conductual queda atrapada en el túnel del carpo, generando trastornos funcionales, y a veces, lesiones de los tejidos de la mano.
SÍNDROME DE LA MUÑECA
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