La relación de amor madre hijo se inicia durante el embarazo, se incrementa durante la lactancia y perdura toda la vida. A través de la leche materna, el recién nacido recibe los nutrientes biológicos y afectivos necesarios para su sano crecimiento y desarrollo físico y mental, sin embargo, ante la carencia de leche, un tetero dado con dulzura, es más beneficioso que un amamantamiento sin afecto.
Es un hecho comprobado que los cambios emocionales de la madre influyen en la cantidad y calidad de la secreción láctea y, tiene efectos en el desarrollo psicobiológico del niño.
N. Newton, M. Mead, Goldfard, científicos ingleses, estudiaron la conducta maternal, su influencia sobre la lactancia y los efectos sobre el niño. Encontraron que las madres que tenían una actitud positiva hacia el amamantamiento, habían tenido menos conflicto en su relación de pareja, presentaron menos complicaciones durante el embarazo y el parto que, aquellas mujeres que manifestaban rechazo hacia la lactancia. Las mamá que deseaban dar pecho a sus hijos tenían mayor cantidad de leche, sentían más satisfacción de tener al lactante a su lado por mayor tiempo que aquellas madres que expresaron sentimientos negativos hacia el amamantamiento. Las madres que eran dulces y pacientes con sus hijos deseaban darles el pecho cada vez que sentían hambre, mientras, que las madres duras y distantes con sus hijos, rechazaban amamantar, lo hacían deprisa o usaban el biberón.
En este estudio se comprobó la influencia que tiene la lactancia en el desarrollo biológico y emocional del niño. Los niños que fueron amamantados con afecto tenían mejor crecimiento y desarrollo que aquellos que recibieron indiferencia afectiva. Los bebés felizmente amamantados caminaron en menor tiempo, se relacionaron fácilmente con las gentes, jugaban alegremente con otros niños y fueron menos propensos a las enfermedades infecciosas.
Los niños que no fueron amamantados o recibieron lactancia sin amor, manifestaban mayor irritabilidad, berrinches, llantos, poca tolerancia a la frustración, resistencia a relacionarse con los demás. Eran más propensos a la depresión y a sentir miedo ante la ausencia temporal de la madre.
Un fenómeno muy vinculado con la indiferencia afectiva de la madre, el rechazo al amamantamiento y con todas aquellas situaciones que originen carencia afectiva en el niño, es la afección psicosomática llamada "hospitalismo" que se caracteriza por retraso en el crecimiento y desarrollo, rechazo a cualquier contacto humano, inmovilidad, rostro inexpresivo, menor resistencia a las infecciones y un posible desenlace fatal.
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Erich Fromm.(Frankfurt, 1900 - Muralto, 1980) Psicoanalista alemán.
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